Presentamos una ensalada de temporada muy apetecible, distinta y llena de sabor. Vamos a preparar una ensalada de tomates, con unos higos dulces, para contrastar con el sabor salado de las anchoas.
Pelamos los tomates, los cortamos en rodajas algo gruesas y reservamos. Si quieres, puedes quitar los pedúnculos de cada tomate una vez cortado.
En nuestro caso, al no ser muy grandes, hemos usado 3 tomates maduros.
Colocamos las rodajas repartidas en un plato grande o fuente. Los tomates serán la base de nuestra ensalada.
Seguimos con los 4 higos o con las brevas, según tengamos disponibilidad.
Los lavamos, secamos y recortamos los pedúnculos que suelen estar más duros. Seguido, los cortamos en cuatro trozos para que sean fáciles de comer.
Y los repartimos por encima de los trozos de tomate. Los colocamos todos orientados a una misma dirección para que nos quede bien bonito el plato.
Seguido añadimos los 125 gramos de queso fresco cortado en cubos pequeños.
También incorporamos unos 50 gramos de aceitunas negras sin hueso y unas cuantas hojas de albahaca fresca. Si estás son grandes, las troceamos.
Ahora vamos con uno de los protagonistas del plato, las anchoas del Cantábrico de Conservas Serrats.
Abrimos la lata y directamente las vamos repartiendo por toda la ensalada. En cada lata entran 8 o 9 filetes. Como veis, la ensalada tiene una pinta increible.
Para finalizar vamos a preparar un aliño de pistachos.
Picamos 25 gramos de pistachos pelados. Dejamos algunos trozos más grandes que otros, queremos que se noten los trozos.
En un frasco con tapa, echamos los trozos de pistacho.
Añadimos al frasco 6 cucharadas de un buen aceite de oliva virgen extra, como este de la marca Hamalau de la provincia de Álava. Tiene un aroma perfecto para la ensalada.
Seguimos con 2 cucharadas de vinagre y una pizca de sal
Para finalizar, añadimos una pizca de una buena pimienta negra molida de la marca Laybé.
Y si queremos, le echamos el zumo de medio limón o media lima.
Cerramos el frasco y agitamos muy bien, habremos emulsionado el aliño perfectamente.
Ya solo queda aliñar la ensalada, o incluso servir el aliño aparte para que el comensal lo haga al gusto.
Cómo ves, nos ha quedado una ensalada de matricula de honor. ¡Qué rica!
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